DNI Salta.- La gestión del Gobierno de Gustavo Sáenz, continúa dejando tela para recortar, pero no por su buen desempeño o por su criterio acertado y oportuno para solucionar las problemáticas existentes que aquejan a los puntos neurálgicos dentro de la educación, sino también la pragmática discursiva de los funcionarios que responden estrechamente a las filas del mandatario salteño, dejando en evidencia el desapego y la falta de interés que tienen por los salteños una vez asumidos en el poder.
Es sabido que la educación pública en Salta es un tema que siempre se encuentra en boca de debate, ya sea por infraestructura, falta de recursos humanos, escasos recursos técnicos, abandono, salarios docentes miserables, falta de materiales para que la cursada se de en condiciones óptimas y cumpla con el derecho básico, elemental y obligatorio del acceso a la educación establecido en la Constitución y los Tratados Internacionales de la Niñez y Adolescencia.
Miles de niños culminan sus estudios primarios en medio de diferentes dificultades, inclusive un porcentaje alto de alumnos de este nivel, según estudios recientes, no llegan a cumplir con las expectativas académicas en las áreas de lengua y matemáticas. Estos puntos son como para situar la gravedad del problema y si sumamos la indiferencia del gobierno, la situación se torna compleja.
El diputado, ultraoficialista, miembro de la Comisión de Educación en la Cámara Baja, quien además, hoy apoya férreamente al candidato Emiliano Durand, Víctor “Vitin” Lamberto, autopercibido periodista, realizó declaraciones pocos fortuitas en un programa televisivo, minimizando el tema del hambre en las escuelas.
Todo ocurrió cuando el diputado Roque Cornejo explicaba la dolencia de los niños que llegan, muchas veces, a tomar clases con hambre: “Te cuentan los docentes que los chicos se desmayan de hambre, me pasó ver en escuelas del centro, los chicos estañen el colegio y con un mate y una tortilla no le alcanza para soportar el día”, cuando fue interpelado por el ex movilero de canal 11, quien respondió con total liviandad, falta de empatía y compromiso político que “la escuela no es un comedor”.
Las declaraciones impactaron, sobre todo teniendo en cuenta que el gobierno destina de $211 por niño para su alimentación en las escuelas, números pocos claros, si se tiene en cuenta el sobreprecio que se pagó, otra vez, este año por la licitación de la copa de leche, a la firma PROLACSA .
Otro dato, no menor, es que no todos tienen acceso a la misma, ya que se limita solo a Salta Capital y al nivel primario únicamente, el resto queda excluido, del paupérrimo programa “Copa de Leche”, que brinda solo 3 veces a la semana el producto lácteo acompañado de un pedazo de pan comúnmente denominado “chanchito”, o con suerte una tortilla, el resto de los días se brinda un mate cocido, que está comprobado que no aporta nada nutricionalmente para un niño que está en crecimiento.
El oficialismo sigue cayendo en la decadencia y demuestra que la órbita no está puesta en los intereses y necesidades de fortalecer el futuro de las nuevas generaciones, sino seguir marcando la falta de rumbo, defecto consiente por la que se caracterizó el mandato del Gobernador.